7 de diciembre
Los oficios, tabla de salvación para jóvenes profesionistas ante el desempleo
■ La situación tenderá a agravarse al principio del próximo año: Secretaría del Trabajo
■ Cerrajeros, taquilleros, plomeros y cuidadores de autos, las ocupaciones más solicitadas
Por Laura Gómez Flores para La Jornada
Foto: José Carlo González
Ante la crisis financiera los oficios se convirtieron en una puerta de salida para miles de desempleados en la ciudad de México, principalmente para profesionistas que laboran de taquilleros, cerrajeros, cantineros, vidrieros, electricistas, carteros, jardineros, tapiceros, plomeros, vendedores de billetes de lotería, cuidadores y lavadores de vehículos, y albañiles, informó el director de Registro y Evaluación de la Secretaría del Trabajo y Fomento al Empleo (STFE), José Miguel Cortés Camacho.
El cierre de empresas, la rotación de personal y la firma de contratos por tiempo y obra determinada sin derecho a Seguro Social y prestaciones, o la contratación verbal, han provocado que en los pasados 10 años el número de trabajadores no asalariados -rubro en el que se concentran los oficios- casi se duplique, de 10 mil 61 a 19 mil 898, de los cuales una sexta parte son mujeres. Mientras, en la economía informal 303 mil 604 egresados de licenciatura y posgrado han encontrado "una salida temporal, en tanto aparece una oportunidad digna en el sector formal".
La situación, reconoció, "es muy difícil y tenderá a agravarse hacia los primeros meses del próximo año", ante la disminución de las perspectivas de crecimiento de la economía y la necesidad de muchas unidades productivas de recortar gastos para sobrevivir, lo cual se reflejará en un incremento en la tasa de desempleo abierto en la ciudad, que al tercer trimestre del año se ubicó en 6.4 por ciento y afecta a 256 mil personas.
De ahí que miles de profesionistas opten por aprender algún oficio sin importar los años de estudios que ya tengan o las habilidades, destrezas o aptitudes que se necesiten para desarrollarlo. "Cuando el hambre y los problemas económicos te llegan al cuello, dejas atrás el orgullo y la impotencia que se siente al tocar cientos de puertas y que no se abra ninguna para darte una oportunidad", dice Antonio.
Su búsqueda de empleo en el sector administrativo-financiero fue inútil. Las vacantes ofrecidas en periódicos y ferias del empleo "eran sólo un gancho para incorporarte al área de ventas, con un salario mediocre de 2 mil 500 a 3 mil 500 pesos mensuales, más comisiones, por artículo vendido, y sin ninguna protección social". Tras 10 meses de recorrer decenas de empresas y contar, durante un semestre, con el apoyo del seguro de desempleo, Antonio se convirtió en barman en una de las cantinas del Centro Histórico.
Situación similar vive María, que, con estudios truncos de licenciatura, se ha convertido en viene viene. A cambio de unas monedas "cuidamos los autos y los lavamos, sin entorpecer el tráfico, lo cual ha sido bien aceptado por los vecinos", dice. Reconoce que las jornadas laborales son arduas, pero la necesidad es mayor cuando se es cabeza de familia y la posibilidad de acceder al mercado laboral es casi nula.
El director de Registro y Evaluación de la STFE admite que desde principios de 2008 empezó el despido de personal en las empresas, y la contratación con menos salario y sin prestaciones sociales, por lo que muchos decidieron incorporarse al mercado informal, a los oficios o al arte en la vía pública. Este año se regularizaron 12 estatuas vivientes en el Centro Histórico, de las cuales tres son egresados de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, uno de la UAM, uno de la Universidad de Colima y otro del Instituto Nacional de las Bellas Artes, precisó.
Según datos del registro, en 10 años totalizan 90 mil 630 jóvenes con licenciatura y hasta maestría que se han desempeñado como taquilleros; 71 mil 280, cerrajeros; 31 mil 108, cantineros; 22 mil 176, vidrieros; 21 mil 900, electricistas; 18 mil 480, carteros; 15 mil 816, jardineros; 12 mil 276, tapiceros; 11 mil 916, plomeros, y 80 mil 22, albañiles. Mientras, continúa en crecimiento la incorporación de mujeres a oficios como venta de billetes de lotería, de publicaciones y revistas atrasadas; artesanas, aseadoras de calzado, y cuidadoras y lavadoras de vehículos, en el que se registra un crecimiento de 528 por ciento.
El funcionario mencionó que las trabajadoras tienen en promedio 44 años de edad y 2.5 hijos; de ellas, 45 por ciento cuentan con primaria; 24, con secundaria; 11, con bachillerato, y 11 por ciento con estudios truncos de licenciatura; aunque 8.9 no tienen estudios, pero saben leer y escribir, y el resto son analfabetas.
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