Replantear el asunto Mouriño a partir de la Teoría del Crimen de Estado es una de las recurrentes vías que sin duda la llamada clase política mexicana intenta soslayar por razón de estado. Veamos.
En principio se pretende afirmar que lo sucedido el pasado 4 de Noviembre, donde entre otros individuos perdieron la vida Juan Camilo Mouriño y José Luis Vasconcelos, al desplomarse el avión Leajet 45, matrícula XC-VINC, fue consecuencia de un desafortunado "accidente"; sobre el particular se continua difundiendo información contradictoria; así se "afirma" que fue consecuencia de la impericia de los pilotos, por tanto simulación profesional de aquellos, ya que no impidieron el desenlace conocido y gracias a la "turbulencia de estela"; más aún el error inicial es incluso responsabilidad del despachador en el aeropuerto de salida en San Luis Potosí. En fin esto y más al respecto anticipan por tanto de mayor tiempo para concluir lo contrario. Sin embargo la suspicacia justificada de la Opinión Pública mexicana no se conforma con dichas hipótesis y por el contrario incluso se indigna al tratar de menospreciar la importancia de lo que piensa el pueblo estado.
En un segundo momento se intenta orientar a la Opinión Pública en el sentido de las consecuencias que justifica la "guerra" declarada al crimen organizado, particularmente el narcotráfico y la capacidad de sus tentáculos al haber ya penetrado la estructura del poder público y justificar la existencia de un narco estado.
Más aún que la desaparición forzosa del titular de la Secretaría de Gobernación Federal es también consecuencia del embate de los poderes facticos que con capacidad económica, como la tienen las grandes compañías petroleras transnacionales, estas desilusionadas de la falta de capacidad operativa del malogrado Juan Camilo Mouriño, al propósito de la reforma energética, tendieran en "ajustar cuentas" sobre los compromisos no cumplidos en forma inmediata ante la eventualidad de la apertura en materia petrolera.
Por tanto una cuarta hipótesis que sintetiza lo esencial de la razón de estado, aquella que implica no solo la sobrevivencia de la naturaleza del estado sino su reproducción, como el centro de la toma de decisiones fundamentales aún en contra de la integridad física de los individuos, es precisamente el Crimen de Estado.
De ser así lo último, recordemos que el alcance en la Opinión Pública debe implicar una fortaleza en la credibilidad de aquellos que en turno representan y tienen para si las riendas de la vida de estado. Tan importante como la de garantizarles una mayor capacidad de operación en la unidad estatal ante los factores reales de poder, incluso también ante los ahora multiplicados poderes facticos.
Lo cierto es que mientras la opinión pública no reciba señales contundentes de la capacidad del estado y de sus operarios inmediatos, la incertidumbre en la configuración del pueblo estado –a través de la Opinión Pública- justifica la debilidad de todo el estado. En consecuencia el reto es mayor y la verdad sobre el destino del caso Mouriño es urgente; de lo contrario el estado habrá fallado nuevamente y en la deriva nos encontraremos sin duda prácticamente todo el pueblo, no solo el que hace estado también el pueblo nación.
ALEJANDRO TAPIA GONZÁLEZ. El autor es Presidente del Frente para la Creación de Municipios Estado de México (FCMEM). Correo electrónico: tapiagonzalez.alejandro@yahoo.com.mx
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