Caricatura sin Monitos
Los sucesos ocurridos la noche de ayer en la ciudad de México, traducen lo que durante muchos años se ha querido ocultar en el país.El penoso tránsito de la clase política mexicana que ha basado en la codicia su actuar, esta dejando su huella permanente en el rostro de una sociedad fastidiada por tanta estupidez.
El accidente de ayer, en donde perdió la vida, aquella persona que sonaba saldría de su encargo y que, incluso, hace dos días se dio a conocer que se investigaban las actividades de su padre por supuesto lavado de dinero, tendrá el mismo resultado que la muerte de Ernestina, la anciana de Zongolica, Veracruz: el que, al sistema, le parezca conveniente.Nunca sabremos la verdad.
Nos dirán que fueron 9 las víctimas, aunque se necesiten comprar 67 cajones diferentes. La cantidad de heridos, el 80% muy graves, la pactaran en 40, aunque en la realidad anden rondando los 500. Tal vez surja, el crimen organizado como el principal sospechoso (saben bien, que no publicaran un desplegado negando su participación en el evento), con lo cual abonaran la inocencia de millones de personas.
Las investigaciones del caso, se traducirán en el descrédito de la fábrica del Lear Jet 45, o bien, será escogido algún mecánico, para cerrar la carpeta del asunto.Esta vez, no se atreverán a dar un diagnóstico acelerado; para brindar al espectador la secuencia necesaria que la hipocresía tiene programada. Y mucho menos permitirán que se hable, ni en voz baja, de una posible contingencia desde adentro.Las especulaciones tomaran el ascensor durante el día. Y siempre, la mente del mexicano ubica bien, el principio, la madeja.Muertes sin sentido, más que el práctico.
El trasfondo se oculta muy bien, detrás de la chatarra. Y, probablemente la tragedia, dará pie a lo que ya, de antes se pensaba. Un anuncio, una medida, que será del tamaño de la lumbre.
Los sucesos ocurridos la noche de ayer en la ciudad de México, traducen lo que durante muchos años se ha querido ocultar en el país.El penoso tránsito de la clase política mexicana que ha basado en la codicia su actuar, esta dejando su huella permanente en el rostro de una sociedad fastidiada por tanta estupidez.
El accidente de ayer, en donde perdió la vida, aquella persona que sonaba saldría de su encargo y que, incluso, hace dos días se dio a conocer que se investigaban las actividades de su padre por supuesto lavado de dinero, tendrá el mismo resultado que la muerte de Ernestina, la anciana de Zongolica, Veracruz: el que, al sistema, le parezca conveniente.Nunca sabremos la verdad.
Nos dirán que fueron 9 las víctimas, aunque se necesiten comprar 67 cajones diferentes. La cantidad de heridos, el 80% muy graves, la pactaran en 40, aunque en la realidad anden rondando los 500. Tal vez surja, el crimen organizado como el principal sospechoso (saben bien, que no publicaran un desplegado negando su participación en el evento), con lo cual abonaran la inocencia de millones de personas.
Las investigaciones del caso, se traducirán en el descrédito de la fábrica del Lear Jet 45, o bien, será escogido algún mecánico, para cerrar la carpeta del asunto.Esta vez, no se atreverán a dar un diagnóstico acelerado; para brindar al espectador la secuencia necesaria que la hipocresía tiene programada. Y mucho menos permitirán que se hable, ni en voz baja, de una posible contingencia desde adentro.Las especulaciones tomaran el ascensor durante el día. Y siempre, la mente del mexicano ubica bien, el principio, la madeja.Muertes sin sentido, más que el práctico.
El trasfondo se oculta muy bien, detrás de la chatarra. Y, probablemente la tragedia, dará pie a lo que ya, de antes se pensaba. Un anuncio, una medida, que será del tamaño de la lumbre.
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