Virtudes Prusianas

VIRTUDES PRUSIANAS (Brandenburgo-Prusia, Alemania):
Perfecta organización * Sacrificio * Imperio de la ley * Obediencia a la autoridad * Militarismo * Fiabilidad * Tolerancia religiosa * Sobriedad * Frugalidad * Pragmatismo * Puntualidad * Modestia * Diligencia

martes, 18 de noviembre de 2008

Contaminación electromagnética: Así afecta a nuestra salud

Numerosos estudios demuestran que la continua exposición a radiaciones electromagnéticas emitidas por torres de alta tensión y antenas de telefonía móvil puede tener efectos nocivos sobre la salud. Estos son algunos de ellos.

Las torres de alta tensión levantadas cerca de nuestras casas representan un serio peligro para la salud. Aunque no existen pruebas concluyentes, numerosos estudios señalan que la constante exposición a campos electromagnéticos tiene efectos nocivos para nuestro organismo, a pesar de que estos son de muy baja frecuencia (ELF–50Hz). Las radiaciones que emiten este tipo de torres pueden ser clasificadas en dos tipos: ionizantes y no ionizantes. Ambas estimulan nuestro eje biológico-químico-físico y producen en él efectos de carácter térmico, ya que elevan la temperatura corporal un grado y ponen en marcha los mecanismos biológicos-orgánicos para neutralizarlos. Pero no todos respondemos igual a su exposición, puesto que hay muchos factores que nos condicionan, y por eso hay personas hiper, hipo o normosensibles.
Gráfico que muestra la distancia de seguridad a la que deben estar las antenas para que no resulten dañinas para el hombre.

Efectos sobre la salud


Los efectos que causan los campos electromagnéticos suelen presentarse a medio o a largo plazo, ya que se trata de una energía acumulativa que necesita prolongados períodos de irradiación para mostrar sus efectos. Este tipo de emisiones inhibe la secreción de melatonina, que es la hormona reguladora del sueño y que actúa como un anticancerígeno natural, pero también modifica el ADN y puede desestabilizar el equilibrio funcional celular desde el punto de vista eléctrico y hormonal. Según el doctor Emili Mayayo, de la Universidad Rovira i Virgili y el Hospital Joan XXIII de Tarragona, los primeros síntomas de alerta son la alteración del sueño, la irritabilidad y el cansancio crónico. “Los cluster o agrupamientos de personas que viven alrededor de estas antenas sufren más patologías que el resto. Estudios científicos como los de Eger o Wolf confirman que hay un porcentaje más alto de leucemias y otras patologías, que se multiplican por 3 y por 4”, afirma Mayayo. Asimismo, el doctor Claudio Gómez-Perretta, del Hospital Universitario de la Fe de Valencia, asegura que estas personas sufren un mayor índice de cefaleas, vértigos, insomnio, ansiedad y pérdida de la memoria que las que no viven en torno a las líneas de alta tensión. Pero, sin duda, uno de los efectos más graves que puede ocasionar este tipo de infraestructuras es la aparición de carcinogénesis y de genotoxicidad (daño al ADN), tal y como subraya la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC), que las ha catalogado como de tipo 2B, lo que significa que pueden ser etiquetados como cancerígenos. Conclusiones que coinciden con las recogidas en los trabajos de Roger W. Coghill y Gerald Draper, publicados en 2005 en la revista British Medical Journal, según las cuales las personas que residen cerca de a una de estas torres eléctricas multiplican por 4,7 el riesgo de sufrir leucemia.

Nice Herrero Teruel es un ejemplo de los riesgos que conlleva estar expuesto continuamente a este tipo de radiación: “Mi hijo de cinco años, Jairo, murió como consecuencia de un tumor provocado por la contaminación electromagnética, en concreto de un transformador de luz”, explica a MÁS ALLÁ. Asimismo, otra vecina de Mataró se ha visto afectada por la radiación que emiten estas estaciones base. Hace años se sometió a una operación de hernia discal en la que le seccionaron un nervio, por lo que tuvieron que implantarle un neuroestimulador, que se alimenta de la batería que lleva alojada en su abdomen. Esta sufre las interferencias de las tres estaciones base que están instaladas cerca de su casa, que han llegado a provocarle un paro cardiaco. Por su parte, Oriol Badell, vecino de Barcelona, es la primera persona española que ha sido reconocida por la Seguridad Social como electrosensible.

Riesgos de la telefonía móvil


Debido al desarrollo tecnológico cada vez estamos más expuestos a la contaminación electromagnética, sobre todo por la rápida expansión de la telefonía móvil, que también puede tener efectos nocivos sobre la salud, ya que emite radiaciones de microondas y campos electromagnéticos de muy alta frecuencia que son muy superiores a lo que nuestro cuerpo está acostumbrado a recibir. “Como todo emisor de radiofrecuencia o productor de campos electromagnéticos, los aparatos de telefonía móvil también afectan a nuestro organismo, a nuestras estructuras biológicoquímico-físicas”, asegura el doctor Mayayo. Y añade: “Hemos observado en modelos experimentales en ratones que el mecanismo de acción puede estar relacionado con el ión calcio y que la alteración de este puede desencadenar la aparición de leucemia, o cáncer, entre otros muchos efectos negativos”.

Y asegura que existen más de 500 trabajos científicos publicados en revistas internacionales que han detectado estos mismos síntomas, que afectan a nuestras células y, en consecuencia, al sistema inmunitario, al sistema hematopoyético, al sistema reproductor, a la esfera neuropsíquica, al aparato cardiovascular, etc. Asimismo, estudios recientes muestran un considerable aumento del cáncer de mama, de los tumores cerebrales y de la leucemia, así como una mortalidad acelerada, en los ratones expuestos a radiofrecuencia de telefonía móvil. A pesar de estos datos, los efectos nocivos provocados por estas radiaciones son objeto de discusión y existen dudas sobre cuál es su verdadero alcance en el ser humano. Pero Yolanda Barbazán de la Cruz, de Madrid, lo tiene claro. Yolanda vive con su familia a 100 m de una estación base de telefonía móvil instalada en el año 1998 y afirma que sufre a diario sus consecuencias. “Hace cuatro años que a mi marido le detectaron que tenía los marcadores tumorales elevados y empezamos a sospechar de la antena que teníamos delante de casa. Incluso nos marchamos temporalmente de la vivienda para comprobar si la enfermedad podía deberse a esta causa. Los marcadores bajaron. No podemos decir si existe una relación causa-efecto, aunque muchos estudios así lo demuestran”, asegura Barbazán. Y afirma que si la gente no se conciencia del problema la salud de todos seguirá expuesta a este tipo de radiaciones. Un caso muy parecido es el que relata Montserrat Ferrer, miembro de la Asociación Oikos Ambiental de Mataró (Barcelona). “Conocí el problema a partir de unas jornadas de salud y telefonía móvil que llevó a cabo la asociación del barrio. Según un estudio realizado por el Hospital de la Fe de Valencia, las personas que viven a menos de 100 m de estas antenas sufren sus efectos, y en mi calle hay una a menos de 40 m de un colegio. Además, descubrí que las estaciones base de telefonía móvil no podían estar encima de un edificio porque, aparte de ser dañinos para la salud, incumplen la regulación de uniformidad del espacio urbanístico”, explica Montserrat. Y continúa: "Al principio no notaba nada, pero empecé a sufrir las primeras consecuencias a partir de la instalación de la tercera generación de telefonía. Estas operadoras habían cambiado todos los sistemas sin ningún permiso, ya que no poseen licencia alguna para la instalación de estas estaciones base. Para evitar sus efectos tuve que apantallar la casa por recomendación médica”.


Más datos en:
www.oikosambiental.org
www.ecologistasencaccion.org
http://luchacontaminacionelectromagnetica.blogspot.com

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