Virtudes Prusianas

VIRTUDES PRUSIANAS (Brandenburgo-Prusia, Alemania):
Perfecta organización * Sacrificio * Imperio de la ley * Obediencia a la autoridad * Militarismo * Fiabilidad * Tolerancia religiosa * Sobriedad * Frugalidad * Pragmatismo * Puntualidad * Modestia * Diligencia

martes, 22 de abril de 2014

La genial misoginia del Albert Einstein -- Amalia Rivera

Aquí no respetamos a  nadie por más titulillo so reverencias que les hagan los hombre engrane, la muchedumbre, rastreamos todo lo que sea rastreable. Claro que Eisntein al igual que garcía Márquez y similares cuentan con inmunidad otrogada por la horda de mediocres sin talento que creen que sometiéndose y alabando son ellos parte de ese talento que veneran.




La genial misoginia del descubridor de la relatividad -- Amalia Rivera



Una creación más del lobby judío ? Se levantan sospechas de plagio sobre sus trabajos a otros y también a su esposa a la cual aparte de eso o no tenía a raya y sometida, como todo buen judío debe ser.










Mileva Maric, la otra cara de Einstein

La genial misoginia del descubridor de la relatividad
-- Le impuso a su esposa, por escrito, reglas de conducta
violentas y autoritarias

-- Ella era física y participó en la primera etapa de
su teoría, él nunca la mencionó

--“Muy pocas mujeres son creativas. No enviaría a mi hija
a estudiar física”, dijo


Amalia Rivera
Este
2005 se ha declarado Año Einstein ya que se cumple el centenario
de la publicación de la teoría de la relatividad, por
lo que vida y obra de Albert Einstein serán centro de atención
durante doce meses en los que seguramente saldrán a la luz los
claroscuros de esa personalidad, símbolo por excelencia del genio
distraído en aras del conocimiento profundo. Sin embargo es difícil
que se muestre que detrás del genio simpático y despreocupado
de melena blanca y crespa habitaba un misógino que en el fondo
menospreciaba a las mujeres, y más bien las prefería lerdas.
Bertrand Rusell lo definió como “alguien a quien los asuntos
personales no ocuparon gran cosa en su mente”… pero alguien
tenía que hacerlo y para ello descargaba la responsabilidad del
hogar y del cuidado de los hijos en la esposa en turno.



Seguramente en los numerosos actos y exposiciones que se están
preparando no se dejará de mencionar a su primera esposa, Mileva
Maric (n. 1875), pues después de todo “detrás de
un gran hombre, siempre existe una gran mujer”.
Mileva Maric y Albert Einstein se conocieron
en 1896 en el Instituto Politécnico Federal de Zurich estudiando
la carrera de física. Ella era la única mujer inscrita
en matemáticas y fue la primera mujer que se licenció
en física. Si bien los biógrafos del genio coinciden en
que “los dos eran bastante feos”, Mileva reúne más
defectos al decir de ellos: no sólo cojeaba a causa de una coxalgia
congénita (artritis muy dolorosa), sino además era taciturna
y ¡cuatro años mayor que él! La madre de Einstein,
una alemana misógina y xenófoba, no vio nunca con buenos
ojos a la serbia: “Ella es un libro, igual que tú..., pero
tú deberías tener una mujer. Cuando tengas 30 años,
ella será una vieja bruja”. Como sea, la pareja se flechó
porque hablaban el mismo lenguaje: ella le dio clases de matemáticas,
que nunca fueron el fuerte de Eisntein, preparaban juntos sus exámenes
y compartían el interés por la ciencia y la música.
El le escribe en 1900: “Estoy solo con todo el mundo, salvo contigo.
Qué feliz soy por haberte encontrado a ti, a alguien igual a
mí en todos los aspectos, tan fuerte y autónoma como yo”.
Existen varias cartas del
noviazgo
en las que Einstein debate con ella sus ideas de la
relatividad e inclusive
se refiere a “nuestra teoría” y le da trato de colega.
A partir de estas evidencias , el investigador E. H. Walker
concluyó
que las ideas fundamentales de la teoría de la relatividad
fueron
de Mileva Maric. A principo del matrimonio ella continuó
escribiendo artículos teóricos; sin embargo, dado que uno de los dos
hijos que concibieron padecía retraso mental, esto seguramente exigió
más cuidados…
de ella. Así que él consiguió un puesto académico
y tuvo el tiempo para concluir sus estudios y desde luego para
desarrollar
la teoría arrogándose todo el crédito. El solo
hecho de sugerir un plagio o que el cerebro privilegiado
masculino de
Einstein no sea tal, sigue desatando polémica en la sociedad
científica . John Stachel, por ejemplo, replicó de inmediato
a Walker: “Si bien es encomiable rescatar la figura de Mileva
de la oscuridad, la historia de Einstein explotando a su
esposa y robando
sus ideas suena más a película de Hollywood que a una
evaluación seria de las evidencias”.
Walker volvió a la carga citando
a un físico ruso que en los años 60 vio los manuscritos
de 1905, los cuales estaban firmados Einstein-Mariti (Maric en húngaro),
pero los originales no han aparecido. Finalmente, los defensores de
Einstein cuestionan aún hoy: “¿y por qué
Mileva nunca reclamó la autoría?”, mismo argumento
que se esgrime para dudar de la víctima cuando denuncia una violación
años después.
¿Cómo rescatar aquellas
largas conversaciones en que dos inteligencias brillantes fueron conformando
la teoría a partir de un acertijo? ¿Aparecerán
algún día papeles que confirmen que una mujer fue capaz
de pensar y estructurar algo tan complejo como esa teoría? ¿Será
verdad que existen pruebas de que Einstein destruyó las cartas
que hubieran podido probar la autoría de Mileva en la teoría
de la relatividad?

En esa pareja de físicos alguien tenía que cuidar a los
niños, especialmente a uno que padecía trastornos mentales
graves; alguien tenía que lavar y preparar la comida, y ése
fue el papel que Einstein y la sociedad patriarcal asignaron a Mileva,
quien subordinó todas sus aspiraciones a los objetivos de él,
puso todos sus conocimientos a su servicio. El, en cambio, eligió
el camino de la ciencia.
Al paso del tiempo la relación
se tornó disfuncional. Ella ya no le resultaba divertida ni le
aportaba nuevas ideas ni conocimientos. Las “reglas de conducta”
que Albert Einstein le impuso por escrito son una cruda muestra de su
autoritarismo y, a su vez, de la violencia sorda y sicológica
que ejerció contra su esposa:
“A. Te encargarás de que:
1. mi ropa esté en orden, 2. que se me sirvan tres comidas regulares
al día en mi habitación, 3. que mi dormitorio y mi estudio
estén siempre en orden y que mi escritorio no sea tocado por
nadie, excepto yo. B. Renunciarás a tus relaciones personales
conmigo, excepto cuando éstas se requieran por apariencias sociales.
En especial no solicitarás que: 1. me siente junto a ti en casa,
2. que salga o viaje contigo. C. Prometerás explícitamente
observar los siguientes puntos cuanto estés en contacto conmigo:
1. no deberás esperar ninguna muestra de afecto mía ni
me reprocharás por ello, 2. deberás responder de inmediato
cuando te hable, 3. deberás abandonar de inmediato el dormitorio
o el estudio y sin protestar cuanto te lo diga. D. Prometerás
no denigrarme a los ojos de los niños, ya sea de palabra o de
hecho.”
Einstein volvió a casarse en
1915 con la prima de Mileva, Elsa, quien también era separada
y con dos hijas. Un año después dio a conocer su teoría
general de la relatividad durante un periodo pleno de vivacidad y alegría.
¿Y quién no estaría contento y productivo, si Elsa
le organizó el hogar para su trabajo de investigación,
obedecía todas sus órdenes como restringirle el número
de visitantes que aspiraban hablar con él, ya que para entonces
su fama era enorme?
De los hechos se desprende que Einstein
no quiso formar una pareja científica ni conceder ningún
crédito en su teoría a Mileva. Y quizá de alguna
manera le pagó su aportación a la teoría de la
relatividad al otorgarle el importe en metálico del Nobel de
Física, ocho años después del divorcio.

Aun antes de conocer a Mileva, Einsten ya había dado muestras
de acendrado machismo durante su relación con Marie Winteler,
la hija de su casero. Bastó que ella le manifestara su entusiasmo
por irse de maestra a Olsberg para que Albert la acusara de “querer
acabar con su relación”, cosa que no le impidió
seguirle enviando su ropa sucia para que se la lavara.
Las mujeres eran para él, además
de manos que trabajan en todas las cosas fútiles del mundo, un
objeto. Estaba convencido de que “muy pocas mujeres son creativas.
No enviaría a mi hija a estudiar física. Estoy contento
de que mi segunda mujer no sepa nada de ciencia”. Decía
también que “la ciencia agría a las mujeres”,
de ahí la opinión que le merecía Marie Curie: “nunca
ha escuchado cantar a los pájaros”.

Aun así, ese hombre de aspecto bonachón a los ojos del
mundo que tenía el cerebro lleno de fórmulas y de ideas
machistas, se atrevió a acuñar una frase hoy célebre:
“¡Triste época la nuestra! Es más fácil
desintegrar un átomo que un prejuicio”.
Durante toda su vida Albert Einstein
estuvo convenientemente rodeado de mujeres, a pesar de que repelía
su presencia: “Lo que yo admiraba más en Michele, como
hombre, era el hecho de haber sido capaz de vivir tantos años
con una mujer, no solamente en paz, sino también constantemente
de acuerdo, empresa en la que yo, inevitablemente, he fracasado dos
veces”.
Margot, hija del primer matrimonio
de Elsa, le acompañó en Princeton hasta su muerte, cubierta
de fama y gloria, en 1955. Mileva Maric, la física-matemática,
después de divorciada vivió algunos años en Berna,
confinada en su casa. Murió sola y olvidada en Zurich en 1948,
por lo que en este año dedicado al genio es importante rescatar
su influencia en la obra científica de Albert Einstein.
En una carta que Mileva Maric dirige
a su amiga Helene Kaufler le informa satisfecha del logro alcanzado:
“Hace poco hemos terminado un trabajo muy importante que hará
mundialmente famoso a mi marido”.
Fuentes:
“La mujer detrás de Einstein”,
La Jornada, 1/4/91

Arthur Spiegelman, “Einstein le leyó la cartilla a su esposa…”,
La Nación, 23/11/96

Albert Einstein, Cartas a su novia Mileva, Princeton University Press,
1987
En Internet:
http://entretencion.123.cl/gente/parejas.htm

http://www.mipunto.com/temas/1er_trimestre03/einstein.html

http://www.100cia.com/divulgacion/desmontando_a_einstein_335.html

http://mp3.swissinfo.org/es/inside/print/2000/eshoy092000.html

http://www.astrocosmo.cl/biografi/b-a_einstein.htm

http://www.tabascohoy.com.mx/th/nuevo/notas/notas.php?nid=24438





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