Virtudes Prusianas

VIRTUDES PRUSIANAS (Brandenburgo-Prusia, Alemania):
Perfecta organización * Sacrificio * Imperio de la ley * Obediencia a la autoridad * Militarismo * Fiabilidad * Tolerancia religiosa * Sobriedad * Frugalidad * Pragmatismo * Puntualidad * Modestia * Diligencia

viernes, 6 de septiembre de 2013

ESPECIAL – Transmisión Original Norte Americana de la Invasión de Alemania a Polonia | Qué nos ocultan

ESPECIAL – Transmisión Original Norte Americana de la Invasión de Alemania a Polonia | Qué nos ocultan


Para los que no entienden ingles, aquí dejo una transcripción del discurso. (Sin los comentarios de la radio transmisión norte americana)

Discurso de Hitler en el Reichstag (01-9-1939)

Con un discurso ante el Reichstag, al que sólo faltaron los 100 miembros que están en el frente, Adolf Hitler informó sobre el inicio de la guerra contra Polonia.   Mencionó los 16 puntos propuestos a Polonia por intermedio de Gran Bretaña, para evitar la guerra, pero que no fueron respondidos porque el Embajador de Polonia que dijo no tener autoridad ni para para negociarlos ni para aceptarlos.
“Desde hace años estamos sufriendo bajo la presión de un problema que nos planteó el Dictado de Versalles, y que con su degeneración y sus consecuencias, ha llegado a sernos insoportable.  Danzig ha sido y es una ciudad alemana.  El Corredor ha sido y es alemán.  Danzig fue separada de nosotros.  Los polacos se anexionaron el Corredor.  Como en todas las regiones alemanas del Este, los habitantes del Corredor han sido maltratados de manera intolerable.  En 1919 y 1920, más de un millón de hombres con sangre alemana tuvieron que abandonar su patria.  Como siempre, intenté obtener una modificación de este intolerable estado de cosas por medio de proposiciones de revisión pacífica.  Es una mentira, cuando en el extranjero se declara que nosotros nos servimos sólo de presiones para obtener nuestras reivindicaciones.  En los quince años que precedieron al advenimiento del NacionalSocialismo al Poder, se habría tenido ocasión de provocar revisiones por procedimientos de libre conciliación.  Pero, no se hizo nada.
Por consiguiente, yo mismo, y no una vez sino muchas veces, hice proposiciones encaminadas al restablecimiento de una situación que había ido volviéndose insoportable.  Como ustedes saben, se rechazaron todas nuestras proposiciones: las encaminadas a una limitación de los armamentos, y si hubiese sido necesario a una suspensión de los mismos; las proposiciones relativas a las acciones bélicas, dejando de lado ciertos procedimientos de la guerra moderna.
Ustedes ya conocen mis proposiciones, en las que exponía la necesidad de restablecer la soberanía del Reich sobre los territorios alemanes.  Ya conocen ustedes también mis continuos esfuerzos, encaminados a encontrar una solución pacífica al problema austriaco y, más tarde, al problema de los Sudetes y de Bohemia y Moravia.  Todo fue inútil.  Es imposible pedir la revisión pacífica de una situación intolerable y rechazar al mismo tiempo las revisiones pacificas.  Es igualmente imposible decir que el que en una situación como esta, toma una iniciativa de las revisiones, comete una infracción de la ley, porque para nosotros, los alemanes, el Dictado de Versalles no es una ley.
Con el revólver en la mano y amenazándonos con la muerte por el hambre, se nos obligó a firmar.  Y después se proclamó como ley solemne este documento con esa firma obtenida bajo la coacción.
Por lo que se refiere a Danzig y al Corredor, intenté también resolver todos los problemas con proposiciones pacificas y con una discusión directa de los problemas.  Comprendo que a los Estados occidentales no les preocupará la fecha de la solución de este problema.  Pero esta fecha no nos es indiferente a nosotros, y ante todo, no le era indiferente a la masa de víctimas que estaban sometidas al sufrimiento.
Por todo eso, estoy dispuesto a:
  • Primero, a usar toda mi voluntad para resolver la cuestión de Danzig.
  • Segundo, a poner toda mi voluntad para resolver la cuestión del Corredor.
  • Tercero, estoy decidido a que se modifiquen las relaciones germano-polacas de manera que ambos pueblos vivan en una relación pacífica.
Estoy resuelto a continuar esta lucha hasta el fin, hasta que el Gobierno polaco actual u otro Gobierno polaco esté dispuesto a establecer estas condiciones.
No habrá en Alemania ninguna privación que yo no sufra personalmente.  Seré el primer soldado del Reich alemán.  Me he puesto el uniforme que me ha sido siempre más querido y sagrado, y no me lo quitaré hasta después de la victoria, a no ser que no pueda ver el fin de la lucha.
Si me ocurre algo, el Mariscal Goering será mi sucesor; si le ocurre algo a Goering, le sucederá el señor Hess.  Si la sucede algo a Hess, he nombrado un Senado que será el más digno sucesor.  Mi vida no es más que una vida para la resurrección alemana.
Existe una palabra que nunca he conocido y es capitulación.  Que nadie piense que en Alemania, alguna vez volverá a repetirse un 9 de noviembre de 1918.  Todos los alemanes de hoy deben ser un abanderado.  También espero que las mujeres alemanas se pongan en esta lucha con una disciplina de hierro.  Estamos decididos a no capitular.  Si nuestra voluntad es fuerte, tal cosa nunca volverá a repetirse, no pereceremos nunca.
Las Potencias occidentales no tienen por qué inmiscuirse en este litigio entre Alemania y Polonia, pero en todos los casos, ellas no podrán impedir que se cumplan los destinos de Alemania.  Yo no le he pedido nunca nada a Inglaterra ni a Francia, e incluso varias veces me he manifestado dispuesto a ratificar la estabilidad de la frontera con Francia.  A Inglaterra le hemos ofrecido nuestra amistad y nuestra colaboración.  Pero todo fue inútil.
Debo manifestar en este punto, el agradecimiento de Alemania a diferentes países europeos, pero especialmente a Italia, a la que agradecemos la ayuda, magnífica que nos ha dado.
Comprenderán ustedes que en la ejecución de nuestra misión en Polonia no llamaremos en nuestra ayuda a ningún país extranjero.  Solucionaremos el problema nosotros solos.
Ratifico el respecto a los diferentes Estados, la garantía de neutralidad, con tal de que los Estados en cuestión, hagan lo posible por mantenerse neutrales.
En lo que se refiere al pacto germano-soviético, se trata de un acuerdo definitivo, porque de la misma manera que Alemania no quiere exportar la ideología que le es propia, Rusia está dispuesta a obrar en consecuencia.  Los dos pueblos cooperarán juntos, ya en materia política, ya en materia económica.  Todas las tentativas que se hagan para separar a Rusia y Alemania están condenadas al fracaso de antemano.
Estoy resuelto a solucionar de una vez para siempre la cuestión de Danzig y del Corredor, y obtener una solución que permita una vida común pacífica, entre Alemania y Polonia.
Declaro, que si Polonia se abstiene de cometer actos inhumanos, las fuerzas del Reich no atacarán mas que los objetivos militares, pero si Polonia intenta recurrir a tales métodos, tendrá una respuesta que la dejará sin aliento.
A las seis menos cuarto de esta mañana, las tropas alemanas empezaron a contestar al fuego polaco.  Una bomba lanzada por los polacos será contestada con otra bomba.
Por otra parte, estamos dispuestos a combatir contra quien sea, hasta el día en que sean reconocidos los derechos de Alemania.  Después de la histórica expansión de las fuerzas armadas creadas por mi mismo, y por las que hemos gastado 80.000 millones de marcos, expreso la convicción absoluta de que alcanzaremos la victoria.
Mi vida pertenece al pueblo alemán, y si perezco, ya he designado a mis sucesores.  A ellos tendréis que obedecerlos con la misma fidelidad ciega con que me obedecéis ahora a mí.  Como NacionalSocialista y como soldado alemán, entro en la lucha con un corazón ferviente.  Mi vida entera no es más que una constante lucha por mi pueblo, por su resurrección, por Alemania.  Cada día de mi vida he creído en mi pueblo.  Si alguien piensa que vamos a atravesar tiempos difíciles, que se acuerde de un rey de Prusia, que con un Estado ridículamente pequeño, triunfó ante una coalición mucho mayor, porque tenía aquella fe inquebrantable que también necesitamos nosotros ahora, y puedo afirmar al mundo entero, que no habrá ninguna nueva capitulación.
No es necesario que vivamos nosotros; solo es preciso que viva nuestro pueblo, que viva Alemania.  El sacrificio que se nos pide no es mayor que el sacrificio que hicieron muchas generaciones antes que nosotros.  Si permanecemos unidos, estrechamente unidos, decididos a todo, dispuestos a no capitular jamás, nuestra voluntad superará todos los obstáculos.
Alemanes: es preciso disciplina y obediencia ciega, para llegar al triunfo.

¡Viva Alemania!”

–Adolf Hitler, 1 de septiembre de 1939, anunciando el comienzo de la invasión a Polonia.

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